Leo hoy en una newsletter de Leticia Ruifernandez esto:
"Hace muchos años, mi amigo M. me preguntó cómo habría que hacer para llevar toda la sal, garbanzos y lentejas posibles en un solo bote; qué tendría que meter primero para que cupiese de todo.
En estos días de enero, pienso en esa adivinanza para organizar mi año: lo primero, lo importante: dejar espacio para lo que quiero que entre en la vasija de lo posible (los garbanzos). Si no lo hago así y dejo que los trajines y las cosas del día a día entren primero (la sal, las lentejas), no me va a quedar lugar para lo que realmente quiero hacer en la vida."
Y pienso en como estoy dejando que esas lentejas del día a día, esa sal, ocupe todo sin que yo me pare ni a pensarlo, es una época mala de tener que dejar planes y gente para después, un después que no llega o meto a calzador y no termino de disfrutar por cansancio mental y agotamiento físico.
Imagino tener muy claras las prioridades y saber efectivamente que quiero hacer en la vida, también hace falta tiempo para parar a pensarlo o para parar y dejarse sentir hasta ver clara la respuesta. Entonces escribiría una lista y la releería una y otra vez para no olvidarla, para priorizar esto y no dejarme tanto arrastrar por la corriente del día a día, de lo urgente que no es siempre lo importante. Bueno para empezar no está mal saber que lo que quieres hacer con la vida es tener tiempo para parar de vez en cuando a pensarla, a sentirla, y en ello ando.