21 ene 2024

Sin Mogui

 

La muerte es ante todo y lo primero extrañeza. Es ser y al día siguiente no ser, porque se puede estar y no estar sin haber muerto, pero... no ser ya más: eso es otra cosa, pasar a ser un tiempo en pasado, un recuerdo, un recuento de anécdotas y tiempos compartidos por aquí y por allá.

La familia y los amigos tienen un lugar privilegiado en nuestro muestrario de relaciones "oficiales" pero ¿qué hay de la gente con la que coincidimos en el día a día, con la que hablamos casi todos los días aunque no los etiquetemos con alguna palabra que dé razón del vínculo que compartimos? Dejan una extrañeza y un vacío difícil de explicar, nadie va a venir a darte el pésame, casi ni tu mismo te lo das y te pasas unos días en este estado meditativo y taciturno, sin excusas para no seguir con tu rutina aunque es lo que realmente te pide el cuerpo. Así que haces memoria del tiempo compartido, de la poesía o la música que te descubrió, de alguna frase ingeniosa que te dejó días pensando y algún que otro "refrán" de esos inventados que has incorporado ya a tu imaginario. A partir de ahora dirás "como decía mi vecino Gonzalo: " y lo harás a propósito y con gusto, porque te parece que es de algún modo sacarlo de ese pasado al que va a estar condenado y traerlo a lo cotidiano y a las conversaciones sin más del día a día como las que tenías con él.

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