Anoche fui a ver la procesión del Jesús Flagelado, por eso de que salía de la Clerecía y que es una talla de Luis Salvador Carmona de 1760. Todo era especial, el sitio, la música la luz nocturna y cuando pasó el Cristo rodeado de la guardia civil y la autoridad eclesiástica y civil de rigor, los "fotografos", camarón en mano, invadieron el centro de la calle borrando toda la magia, interrumpiendo sin pedir permiso, con tanto flashazo me parecía estar viendo a Tom Cruise en la entrada a algún estreno.
Y como en esos casos, cuando veo a gente que tiene miles de fotos disponibles en la prensa, mejores de las que tu les vas a hacer, acribillando a flashazos al famoso de turno, en lugar de disfrutar del momento y verlo en "carne y hueso" y no a través de la pantallita del móvil o el visor de la cámara, pienso si no habrá hecho un poco de daño esto de llevar encima siempre una cámara que en las manos inadecuadas puede ser una herramienta intrusiva e intimidatoria...
todo el que aspire a ser llamado fotógrafo debería saber cuéndo disparar y cuándo no, también yo detesto esa tonta regla por la cual parece que lo importante es hacer la foto (o el vídeo, o...) y no lo que está ocurriendo
ResponderEliminarqué es entonces lo que la imagen cuenta, algo que no se ha dejado que suceda?
gracias por la reflexión, porque lo veo cada día, incluso llevando todo el día la cámara encima, de los momentos mágicos, de los lugares que impresionan, no suele haber foto, e todos modos, tampoco valdría para expresarlos