6 sept 2010

fiestas de barrio

Aún no he decidido si las fiestas de barrio me parecen muy tristes o muy alegres. Gustarme me gustan, aunque no vaya a pesar de estar en casa y de pasar por la calle paralela camino de algún triste bar a tomarme una caña.

No se, me gustan porque son frescas, no llevan detrás tanta movida burocrática, ni catering, ni poster moderno, y habiendo gente para que hacen falta camareros.

Al final están los abuelos del banco que miran la obra por la mañana, en el mismo banco pero para el lado contrario, mirando las coreografías de las niñas que esta tarde estaban ensayando en el parque. Y mujeres que bajan en zapatillas a comprar por la mañana, esta vez con zapatos pero con las mismas bolsas llenas de patatas fritas y fantas.

Barrio.

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