En cuatro meses da tiempo a cambiar de estación, cumplir años, leerse Pedro Páramo, pasar por una crisis profesional, recuperar un amigo, tomarse en serio los proyectos, enamorarse, hacer un viaje, y a dejar de fumar. Lo mejor de ver que han pasado cuatro meses, es recordar que llevas 124 días con una sonrisa casi permanente en la cara.
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