Soy extrañamente feliz trabajando con las manos, cortando madera, lijando, pintando... Es algo parecido a las caras de felicidad, tras cucharas de madera humeantes, de madres de otras familias, saboreando el resultado óptimo de su mañana de cocina. Siempre pensé que en una casa así se tenía que ser feliz, aunque solo fuera extrañamente.
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